Una relatadita de mis primeras incursiones en el mundo artístico y cultural de Rivera cuando me tuve que ir a vivir allá.
Allá por el año 2005, el destino me arrastró al norte del país, más específicamente a Rivera, patria chica de mis progenitores.
Yo, un montevideano de pura casta y cepa y que para postre, por mi profesión había recorrido el mundo y por mi carácter de andariego había vivido en España, Japón, Brasil y Argentina…
Ir a vivir tierra adentro, a 500 km del mar que me había visto nacer y recorrer el mundo. Hacerme morador de aquél pueblito de “Caminitos de tierras Coloradas”, tal como lo nombró el poeta Agustín R. Bisio era un paso difícil de encarar.
Por lo menos me iba a un lugar denominado: “La frontera de la Paz” (y no sé porqué lo han denominado así, porque casualmente (¡o no!), todas las calles que desembocaban en la línea divisoria con Brasil, llevaban el nombre de batallas en las que los habíamos vencido…) Y no era poca cosa ese pueblito y recostado a Brasil país del cual también tengo nacionalidad.
¡Bueh, vamos a ver qué hago por acá!- me dije cuando fui-
Yo un montevideano acostumbrado a la música de Oldies, que escuchaba CX50 Radio Independencia y CX 38 Radio Mundo y Cx44 Radio Color Panamericana. Que seguía a Dj´s tales como Berch Rupenián, Alexander Fox, Daniel Leal, Nacho Rius y Pablo Lecueder. Este último que fue el creador de la noche de la nostalgia en el año 1978 en una boite de carrasco llamada Ton Ton Mteck. Desde esa fiesta, siempre fui habitué de la dicha fiesta. Que en las noches escuchaba programas de altísima calidad, como:”Pianísimo” en las noches de Radio Carve, dirigidas por el poeta Julio Nelson Madalena; como: “Las siete noches de Ton Ton” y programas de esa gran calidad musical y de ese tipo de mensajes culturales…
¡Qué tipo de cambios tendría que hacer en mis gustos músico-culturales!
¡Y bueno! Como dice un famoso y sabio refrán: “Un camino de mil millas comienza con un primer paso”.
Ya en Rivera, me senté al lado de la radio en mi casa, y cuadernito y lapicera en mano me puse a escuchar la radio y recorrer el dial a ver que fixture me podría armar con músicas y programas que por allá había…
Fui pasando por las estaciones hasta que en una estaban pasando un tremendo tema Oldie y que más que un Oldie, era todo un ícono de una época allá por mis juventudes. Aquella maravillosa música a la que en aquellas épocas denominábamos:”Música Progresiva”. Y este tema era ni más, ni menos que: “From the beguinning” –desde el comienzo- de Emerson Lake and Palmer. ¡Huelga decir que quedé fascinado!
Cuando finalizó el tema me quedé escuchando a ver que otras músicas pasarían y de que se trataba el programa. Al finalizar la música, se escuchó al locutor contando sobre el tema, sus creadores, y la época en que se escuchaba en las radios…
¡Wow, ¡Me quedé atrapado por aquella voz! Una voz grave, aterciopelada y típica de los grandes locutores de las grandes F.M. y para completar contando sobre el tema y los músicos…
¡Realmente me fascinó!
De ahí en más, aquella fue mi radio favorita, “Horizonte F.M.” y aquél Dj y conductor de programa radial mi preferido: Julio Kepfert, con el cual con el tiempo, tuvimos una linda amistad.
Su programa: “Música y Palabras”, me tuvo de oyente todos los días de 19 a 20hs.
Con referencia a la “Noche de la nostalgia”, allá en Rivera, a la que aquél primer año no pude asistir, (pero la escuché en directo por Horizonte F.M.) les cuento que tuvo como invitado especial a César “Banana” Pueyrredón.
Habían dos o tres clubes que realizaba la tan popular y concurrida fiesta- ya un clásico de las fiestas uruguayas- Pero yo ya era un fan incondicional de Julio Kepfert, quién no me defraudó para nada, y no exagero en decir que su fiesta de la nostalgia era, ¡por lejos!, la mejor de Rivera. Por originalidad, por selección musical, lugar físico y delicadezas varias, “su” noche de la nostalgia, ganaba a todas las demás, al paseíto y con la fusta bajo el brazo- para usar un término turfístico-.
Les cuento, Daniel Leal, el creador de la noche de la nostalgia (a la cual tuve el placer de asistir, en su primera edición allá en la boîte:”Ton Ton Metek”) visto y considerando el enorme suceso y repercusión que tuvo aquella fiesta, ni corto ni perezoso, le patentó el nombre y nadie podía usarlo para promocionar aquellas fiestas de ese tipo. Pues bien, la fiesta que realizaba Julio se llamaba “Dancing Days”, jugando con el nombre de una famosísima novela televisiva brasileña, que se desarrollaba en una disco, tipo “Estudio 54”, que así se llamaba.
El lugar donde se realizaba, era fastuoso, fueron las antiguas oficinas de un enorme frigorífico ya cerrado hacía tiempo y que estaba en la periferia de la hermana ciudad de Santana do Livramento. Era un local enorme con grandes columnas estilo colonial norteamericano, ahora reacondicionado como sala de fiestas y eventos, llamado “Salao Dom Pedro” homenajeando al primer Emperador de Brasil Dom Padro I.
La fecha: En Uruguay se hizo la noche de la nostalgia un 24 de agosto, visto y considerando que al otro día 25 de agosto era fiesta patria y nadie trabajaba, y podían así festejar noche adentro hasta que las velas ardieran, ya que al día siguiente no se trabajaba. Pero por la dinámica de la vida en la frontera de Rivera-Livramento, no sucedía así, ya que para los brasileños el 25 era un día común de trabajo por lo que no podían volcarse masivamente al evento como lo hacíamos los uruguayos. Fue así que “Dancing Days” se realizaba el sábado más cercano al 14 de agosto, así la población de toda esa frontera pudiera asistir y descansar al otro día que era domingo.
De la selección musical, ni que hablar ya que era realizada con la misma calidad, el cuidado y la intensidad que la que ponía Julio Kepfert en su “Música y palabras”.
Cuando se llegaba el evento, allá estaba él, con varias promotoras obsequiando alguna delicadeza a las damas y caballeros que asistían, y saludando personalmente a cada asistente. Realmente un toque de distinción y delicadeza únicas.
Y ni que hablar de que esa fiesta era precedida a mediados del mes de julio con otra del mismo estilo y en ese mismo lugar, donde se hacía el lanzamiento de “Dancing Days”.
La fiesta lanzamiento que se hacía en el mes anterior, se llamaba “Fogo e Paixao”-fuego y pasión- como la canción del famoso cantante brasileño Wando. También se la conocía como “A noite do vermelho” –la noche de rojo-.
La decoración era toda en ese tono, manteles, cortinas, las velas en las mesas. A la entrada del Salón Don Pedro, afuera, había una pira de leña de 4 metros de altura que ardía toda la noche. Era una noche con temas románticos y de la mitad de la fiesta en delante, los temas iban subiendo en intensidad y se hacía el lanzamiento y se promovía “Dancing Days”.
Realmente esas fiestas eran lo más, de lo mejor… y medidos con parámetros bien realistas. Era un lugar bastante lejos, donde no había ómnibus para llegar, se debía de ir en locomoción propia o taxi. Era en pleno agosto con tremendos fríos y en una pampa helada como era ese lugar en esa fecha. La entrada no era barata… pero nunca había menos de 700 u 800 personas en cada uno de esos eventos, y era el comentario de todos antes y después de la fiesta.
Tuve la oportunidad de trabajar en un medio de prensa escrito local, un quincenario, donde tenía una columna fija llamada “Quién es quién”, y en ella, a dos páginas centrales, le hice un reportaje a Julio Kepfert con el merecidísimo título de “El Sr. De los Oldies”
By: Eddy