Che cómo joden con las pestes, ¿no?

Han jodido con el sida, con el covid, con el ébola, con la gripe porcina, y ahora pa´ rematar están jodiendo con la gripe aviar.

¡¡¡Che esto es de no parar nunca!!! ¡Y lo peor es que uno anda como bola sin manija, sin saber a quién creerle!!! Al final con toda esta locura te vas al carajo!!!

Yo la verdad ya no me creo nada… pero por las dudas, como dice el viejo adagio: “Yo no creo en brujas pero que las hay las hay” Entonces como se dicen por ahí, “al gaucho prevenido, nunca nadie lo ha vencido…”

En casa, a las gallinas ya les compré tapapicos para todas, en la entrada del gallinero, tengo al gallo, tomando la temperatura de todas las plumíferas que circulan por ahí, una caja con tapapicos y otra con paracetamol para que tomen por si cualquier cosa y una bolsa grandota con pañuelos descartables.

El gallo está con cofia y sobre túnica descartable para preservar su salud.

A las gallinas no se les permite andar afuera los días fríos ni de noche, por las dudas que  no se enfríen y se me resfríen. Todo sea pa´ evitar un contagio masivo. ¿Verdad?

Y en los puleros les puse unos calentadores pa´que no esté frio dentro del gallinero. Por suerte esos calentadores, me habían sobrado de la otra pandemia, ¿se acuerdan?, la de la gripe suina.

Esa también fue una cosa de locos. ¡Tuvimos que hacer casi lo mismo que estamos haciendo ahora con las gallinas, pero con los chanchos!

Fue tremendo trabajo mantener a los chanchos calentitos pa´que no se engriparan. Les pusimos calentadores en el chiquero, y tuvimos que calentar el agua pa´hacerles barro calentito, sino los bichitos se revolcaban en el barro frío y se engripaban. ¡Y no quieran saber lo difícil que es hacer que un chancho te tome un paracetamol, y ni te digo hacerlos sonarse la nariz!

Pa calentarlos, les pusimos buzos de lana a toda la piara, ¡había que verlos después a los chanchos transpirando con las tricotas puestas!!!

Y ahí, no teníamos al gallo pa´que controlara, lo teníamos que hacer nosotros. Tuvimos que poner toque de queda en el chiquero. De 9 de la mañana a seis de la tarde, el porcinaje podía salir por ahí, eso sí, si no estaba lloviendo o hacía frio. ¡A las seis de la tarde la chanchada entera pa´dentro del chiquero, y sin chistar!

Fue una cosa de locos, ¡mire! Lo bueno es que el aprendizaje cuidando a la chanchada, ahora nos está sirviendo pa´cuidar al gallinaje.

¡Ah! hay que cuidarlos a estos bichos, porque si se te contagian se hace un estrago tremendo.

A los chanchos, cuando se atacaban o se afiebraban, levantaban una temperatura que era una barbaridad… ¡pero una bruta barbaridad!!! ¡¡Tan caliente se ponían los bichos estos, que se le fritaba el tocino y la panceta!! Lo bueno era el olorcito que quedaba en el chiquero, pero a los bichos les dolía una barbaridad.

¡¡¡Con las gallinas lo mismo, cuando se contagiaban y les subía la fiebre, la pobres ponían los huevos ya fritos!!! ¡¡Sabés como les quedaba ahí atrás cuando ponían un huevo!!!  

Te digo que estas pandemias solo sirven pa´joder, ¡mirá!

Y al final con todo esto te vas al carajo!!!

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