Crónica del Carajo

No debe de haber cosa más emblemática en el mundo que el arbolito de navidad. Inclusive quienes nada saben de él, ni conmemoran una festividad que lo tenga como parte fundamental, lo tienen en sus casas y allí está él, omnipresente en el living de la casa, o en algún rinconcito y en derredor del cual todo sucede entre el 8 de diciembre y el 7 u 8 de enero.

Las charlas familiares, las ingestas natalinas, los regalos, etc. Todo en derredor de su augusta presencia.

Se crea en él, o no, él es una figura constante en dichas épocas en todos los hogares, oficinas o lugares de trabajo… ¡Y lo digo por experiencia!, ¿eh? Cuando yo era chico, en mi casa éramos todos ateos, sin embargo nunca faltó el arbolito ¡y con el pesebre abajo y todo!, ¿eh? ¡Eso es la mayor movida de marketing del mundo!

Ese arbolito con nieve y chrimbolitos es el símbolo de una festividad cristiana, donde según ellos conmemoran la llegada del Mesías…

Ahora, digo yo, ¿no? En esa festividad se conmemora el nacimiento de un pibe en medio de una brutal persecución en el medio de un desierto donde no hay un pinito en miles de kilómetros a la redonda… ¡Y de nieve ni te digo! Ahí hacía más calor que en la puerta del horno.

Me quieren decir entonces, que carajos tienen que ver ésos símbolos con esa festividad. Además, esa tierna emotiva y familiar celebración se hace en medio de una depredación brutal de la flora…Porque por esas fechas todo el mundo anda cortando y matando a los pobres pinitos solo para cortarles la punta y hacerse un arbolito de navidad.

Es brutal la devastación de pinos que se realizan en esas épocas, diga que los pobre pinos están fijados al piso y no pueden huir, que si no, me imagino que la migración de pinos tipo maratón  que habría por la interbalnearia rumbo a Brasil  huyendo para salvar sus vidas sería tremenda.

Por si fuera poco, los que no saben, no pueden o no se animan a talar un pino, los compran en las ferias o las calles donde hay muchas personas que los venden ya cortaditos y prontos para decorar.

En los mercados o las ferias es un peligro transitar, ya que las Doñas con los gurices a tiro y cargando el arbolito recién comprado andan llevándose todo por delante, o te atropella la prole, o te revientan a arbolitazos.

El 24 de diciembre a escasas horas o minutos del magno evento  donde se luce el arbolito, todavía andan por las calles vendiendo los pobres arbolitos…

Me imagino que hay que ser muy pelotudo para andar armando el arbolito a esas horas…

Quizás, además de los niños, hay otros seres que adoran el arbolito de navidad, ¡son los gatos! Quienes han armado un arbolito y tienen un gato, ¡¡¡saben de lo que estoy hablando!!!

Por si todo esto fuera poco, la inserción equivocada de estos símbolos en la fiesta, trae consigo otro evento anacrónico de esta conmemoración, que según cuenta la historia y que está representado por el pesebre debajo del arbolito es lo siguiente:

La historia cristiana cuenta que vinieron del oriente tres reyes Magos para traer obsequios para el niño recién nacido… Ergo, el 25 de diciembre cuando nació este pibe, ellos estaban allí, y eso está refrendado en el pesebre, ¿verdad?

Sin embargo, acá los Reyes Magos llegan el 6 de enero!!!

¿Por dónde carajo andaban y haciendo qué y con quién?

Che, apariciones anacrónicas, símbolos que no eran los del lugar… ¿Qué querés que te diga?

¡¡¡Pa mí que esta festividad junto con el archi famoso arbolito se fueron al carajo!!!

                                       By: Eddy

Compartir
Previous post BITÁCORA De mis aventuras o desventuras por esos mundos locos…
Next post PANCHATANTRA