¿CUÁL ES EL ORIGEN DE LA HISTORIA DE «ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS»?

Todos hemos leído en algún momento de nuestras vidas el libro de «Alicia en el País de las Maravillas». Conoce más sobre esta memorable historia que sigue más vigente que nunca en pleno siglo XXI.

El 4 de julio de 1862, en un momento de magia pura, el tímido y melindroso catedrático de Oxford que escribía bajo el seudónimo de Lewis Carroll, conjuró la historia de una jovencita segura de sí que cae por una madriguera de conejo hacia el País de las Maravillas.

El cuento terminó convertido en el libro «Las aventuras subterráneas de Alicia«, y hace ya más de 150 años de su publicación.

TODO EMPEZÓ EN UN BOTE DE REMOS

Dodgson se antoja el improbable creador de un mundo de maravillas. Profesor de matemáticas, jamás contrajo matrimonio, era profundamente religioso y pasaba el tiempo visitando catedrales.

No obstante, su imaginación vacilaba en el límite entre el sueño y la conciencia.

¿En dónde empezó el País de las Maravillas?

Es la biblioteca del Colegio Christ Church, en Oxford donde Dodgson, subdirector de biblioteca, se asomaba por la ventana para mirar a las pequeñas hijas del decano, Henry Liddell, jugando en el jardín. Eran Edith, Lorina y la menor, Alice, de tres años, con flequillo y aquellos ojos soñadores.

Él frecuentaba a las niñas, las invitaba a tomar el té y les contaba cuentos. Años después, cuando Alice se había casado, el autor le dijo: “He tenido infinidad de amiguitos desde aquellos días; pero para mí, todos han sido algo muy distinto”.

Una tarde de verano, luego que el sol apartara las nubes que enfriaban la mañana, Dodgson, con traje de franela blanca y sombrero de paja, acompañado de su amigo y colega, el reverendo Robinson Duckworth, condujo a las niñas hasta Folly Bridge, eligió un bote de remos y navegaron río arriba por el Isis, nombre que recibía ese segmento del Támesis.

Pero, ¿qué relevancia tiene una expedición fluvial para nuestro relato? “Cuéntenos un cuento, señor Dodgson, por favor”, imploraron las pequeñas.

Las historias se sucedieron una tras otra. Dodgson envolvió a las niñas con sus palabras. Y la heroína fue la propia Alice. Más tarde, la niña le suplicó que escribiera los relatos y en su afán de complacerla, accedió. Transcurridos dos años y medio, en la Navidad de 1864, Dodgson le entregó una libreta de piel verde oscuro con el cuento escrito e ilustrado a mano, titulado “Las aventuras subterráneas de Alicia”.

A instancias de sus amigos, el catedrático decidió ampliar la narración y en 1865, cambió el título por “Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas”, publicándolo con la editorial Macmillan e ilustraciones de sir John Tenniel. Se vendieron 160,000 ejemplares y el ingreso le brindó una vida tan cómoda que pidió a Christ Church que redujeran su salario.

«Alicia en el País de las Maravillas» ha sido traducido a más de 50 idiomas (desde árabe hasta zulú) e ilustrado por infinidad de artistas (desde Dalí hasta Disney), “Alicia” ha sido tema de conciertos, dramas y películas.

Fuente:www.ngenespanol.com

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