El papel de España y Portugal

Navegar en la historia para encontrar el origen y significado de denominaciones o nombres que hoy nos parecen comunes, como el caso de Argentina, es uno de esos placeres compartidos por la sociedad. Es interesante, de lo más estimulante. Por eso hoy compartimos una de esas historias: cómo España y Portugal bautizaron esta rica tierra como Argentina.

Todo comenzó, claro, con la conquista de América, cuando tanto España como Portugal se estaban disputando los ricos territorios a los que llegaron. Uno de estos territorios fue la actual Argentina, donde, en 1516, Juan Díaz de Solís, un veterano de la exploración en ultramar, navegó por primera vez en el entorno del río de la Plata. Así terminó por ser conocido.

La primera denominación que recuerda al actual nombre de Argentina la encontramos en 1554, cuando el portugués Lopo Homem bautizó a este territorio en uno de sus mapas como “terra argéntea”. Argénteo proviene del latín argentum, que significa plata.

Más tarde, en el año 1602, el español Martín del Barco Centenera publicaría su Argentina y conquista del Río de la Plata, con otros acaecidos de los reinos Del Perú, Tucumán y Estado del Brasilestableciendo así por primera vez, de manera documentada, la conversión del adjetivo en denominación. “He escrito, pues, aunque en estilo poco pulido y menos limado, este libro, a quien intitulo y nombro Argentina, tomando el nombre del sujeto principal, que es el Río de la Plata”, puede leerse en esta obra.

Argentina como denominación comenzó, por tanto, en la literatura y los sectores académicos. Por supuesto, no sería hasta que el propio pueblo argentino comenzó a emplearlo cuando finalmente se popularizó y asentó. Siglos más tarde, el escritor y político Vicente López y Planes lo sentenció en su himno nacional, refiriéndose a sus compatriotas como tal: argentinos. Así es desde entonces.

Compartir
Previous post Soldados de la antigüedad
Next post Hay que felicitarnos por estar vivos.