Al final de cuentas, estamos delante de un dilema fundamental en la “trayectoria de consenso” de la civilización.
Simplificando, es una elección entre una estructura de pensamiento racional y una de inclusión de grupo.
Una de las mayores intuiciones de George Carlin fue que cuando las personas comienzan a agruparse, ellas se alimentan de las asociaciones unas de las otras para la validación, sustituyendo el pensamiento crítico.
De repente, la verdad no importa; el consenso dentro del grupo es lo que importa.
Por lo tanto, el consenso es lo que define la verdad, no el hecho. Sea a través de persuasión cultural o propensión biológica, hay una razón extremadamente buena para creer que las ilusiones comunes en el consenso de masa moderno (para la validación de la identidad) continuarán sobreponiéndose a la verdad objetiva.
La mayoría se mostrará catastróficamente equivocada. En verdad, ni siquiera es necesaria la mayoría; sólo es preciso un cierto nivel de minoría para distorsionar.
Y cuando la democracia y la libertad de expresión fallan debido a la falta de educación y de una estructura social que recompensa la inclusión de grupo en detrimento del pensamiento crítico individual.
Y cuando los historiadores alienígenas escriban sobre la humanidad, esto es lo que dirán:
“Aquí había una cultura de gran vulnerabilidad comportamental que podría haber sido magnífica, pero el sistema social que crearon y del cual no consiguieron escapar resultó en una sociología que transformó a casi todo el mundo en completos idiotas, ciegos por la identidad de grupo.
Nadie prestaba atención a la realidad, y la extinción era inevitable.
Esto es precisamente lo que vemos hoy.
Las cosas cambiaron. Lo que antes era un lento trabajo de verdad científica fue ahora paralizado por incentivos económicos y locura ideológica, Donde lo que las personas valorizan es simplemente recibir el próximo salario y sentirse aceptadas por sus comunidades.
“Nunca subestime el poder de personas estúpidas en grandes grupos.”
George Carlin.