-todo va a estar bien-

Es una de las palabras más bellas entre los idiomas conocidos en el mundo.

Esta expresión surgió del dialecto que se hablaba en el siglo XIX en Okinawa, prefectura de Japón que se encuentra en la isla más grande del archipiélago Ryukyu.

“Todo va a estar bien”, y muchas personas lo entienden como una forma de expresar optimismo ante los acontecimientos venideros.

Esta palabra es como un mantra.

Este concepto al principio era algo como “No olvides quién eres; vive hoy por el bien de mañana y sonríe siempre que puedas. El próximo día, pase lo que pase hoy, el sol te recibirá con una gran sonrisa, así que tú haz lo mismo”.

La expresión nankurunaisa está cargada de energía positiva. Existe la creencia popular de que los ancestros la usaban para encomendarse al bien. Era pronunciada frecuentemente para atraer la buena suerte.

Para los japoneses, gozaba de un gran poder espiritual y mental que les impulsaba a resurgir de los malos momentos y a ir por el buen camino a lo largo de la vida. Ayuda a que los pensamientos se enfoquen hacia lo que realmente es importante, logrando una reacción positiva y alentadora.

Este mantra es considerado por muchos como la clave de todo.

Nankurunaisa es la esperanza, el sentimiento de que todo puede mejorar, algo que da una fuerza tremenda para afrontar lo que tenemos entre manos y lo que está por venir, conseguir el éxito y superar las adversidades.

De no ser así, de no tener esta confianza de creer que todo puede prosperar, lo más probable es que desistiéramos de los proyectos en cuanto se presentase el primer contratiempo. Con este pensamiento somos capaces de reunir las fuerzas que necesitamos para enfrentar estas dificultades que en un primer momento parece que no podremos superar.

Confiar en que el paso del tiempo nos ayudará, y confiar en nosotros mismos para que con ello hayamos conseguido lograr nuestras metas.

Cualquier palabra puede ser un mantra.

No tiene que venir de ninguna religión o filosofía en particular para tener poder.

Somos nosotros quienes damos a las palabras su poder, especialmente cuando repetimos una palabra emocionalmente significativa.

Cualquier cosa que repetimos con frecuencia se convierte en un mantra personal.

Si dices “Qué aburrimiento” todo el tiempo, entonces te aburrirás de todo. Lo mismo se aplica si constantemente dice “No quiero”, “No me gusta” o “No puedo”. Si no paramos de reiterar estos pensamientos, afectarán y modificarán nuestro comportamiento.

Tus pensamientos y emociones vibran al ritmo de las palabras que usas para describir tu estado mental. De ahí la importancia de aprender a usar el lenguaje de manera responsable y constructiva.

Las palabras terminan determinando nuestros pensamientos, y nuestros pensamientos condicionan toda nuestra vida.

Lo podríamos considerar el poder de la mente.

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