Conoce la historia de Hattusa, la capital del Imperio hitita.

Fue ocupada desde el VI milenio a.C. por la tribu hatti, que dio nombre a la region circundante y que hablaba una lengua aislada de la zona, emparentada con las tribus del Cáucaso. Hay muy pocos vestigios de esa época. Su desarrollo comienza a partir del II milenio a.C. donde aparece mencionada como Hattush, en la documentación de los comerciantes asirios que tenían una fuerte presencia en Anatolia.

Gracias a los comerciantes asirios se introdujo la escritura en la zona. Estos buscaban metales como oro, plata y cobre, que intercambiaban por estaño y tejidos. Hay vestigios que indican que los mercaderes asirios se establecieron en la ciudad a finales del siglo XIX a.C. y principios del XVIII a.C.

Para entonces Hattush, establecida en el valle del río Halys, se había convertido en el centro político de los hititas. Los reyes construyeron un palacio real, alrededor del cual creció la ciudad. A mediados del siglo XVIII a.C. Hattusa fue conquistada y destruida por el rey de Kussar y su territorio quedó integrado en el primer imperio que hubo en Anatolia.

A mediados del siglo XVII a.C. un rey de Kussar, que tomó el nombre de Hattusili, estableció su residencia en Hattusa y la reconstruyó. A partir de entonces surge el Imperio hitita. El sucesor de ese rey, Mursili I, conquistó en el siglo XVI a.C. los reinos de Alepo y Babilonia, que eran estados importantes del periodo.

Tras ese periodo de hegemonía, el Imperio hitita se sumergió en una serie de luchas civiles que lo debilitaron. En el siglo XV a.C. Hattusa fue conquistada por la tribu de los gasgas y no fue hasta mediados del siglo XIV a.C. cuando el rey hitita Suppiluliuma I recuperó la ciudad. El soberano fue uno de los reyes más enérgicos, quien combatió y expulsó a los gasgas y subyugó a otros pueblos de Anatolia, lo que llevó a los hititas a estar entre las grandes potencias del Medio Oriente.

Las constantes campañas bélicas de Suppiluliuma I y su hijo Mursili II evitaron que se llevaran a cabo grandes obras de reconstrucción en Hattusa. A principios del siglo XIII a.C. el siguiente rey, Muwatali (12951272 a.C.), trasladó la capital a Tarhuntassa, una nueva ciudad, mejor defendida contra los agresores externos. El hijo de Muwatali, Mursuli III (1272-1265 a.C.), trasladó de nuevo la capital a Hattusa, pero fueron su hijo Hatusili III (1265-1238 a.C.) y su nieto Tudhaliya IV (1238-1215 a.C.) quienes llevaron a cabo grandes obras de reconstrucción de la ciudad.

Durante ese periodo, las murallas de HAttusa fueron ampliadas y se construyeron al menos 30 templos, se amplió la ciudadela y se reconstruyó el templo de la ciudad baja. Era el apogeo de Hattusa, que se convirtió en una magnifica ciudad, cubierta de monumentos.

Bajo el reinado de Suppiluliuma II (1207-1178 a.C.) se completaron las obras de reconstrucción, pero bajo su reinado, aparecieron los Pueblos del mar, que sumieron a toda la cuenta oriental del Mediterráneo en un caos y destrucción sin precedentes. El Imperio hitita cayó, así como los reinos del Levante. Hattusa fue capturada, saqueada y quemada, aunque se piensa que había sido abandonada antes de este suceso.

Hattusa fue ocupada por nuevos pobladores, quienes llevaron a cabo algunas obras. El asentamiento quedó bajo dominio de los lidios y después de los persas. Se mantuvo en el periodo helenístico y romano y la aldea creció al amparo bizantino en los siglos X y XI. En el siglo XVI un pueblo turcomano se asentó al pie de la antigua ciudad, que persiste hasta hoy como Bogazkale.

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